jueves, 20 de marzo de 2008

La guerra global llega a América Latina


Decio Machado, Ecuador

La operación de las fuerzas militares colombianas, que abatieron a cerca de 30 personas en un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano ha generado una crisis diplomática de imprevisibles consecuencias.

Los apretones de manos y abrazos repartidos por doquier tras la inusitada cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo, el pasado día 7 de marzo, gestan un hipotético final feliz que ha llenado de optimismo e ilusión en un futuro de paz, las bocas de prácticamente todos los gobiernos latinoamericanos. Aunque parezca que todo está dicho sobre la incursión militar colombiana en territorio ecuatoriano para eliminar a un grupo de guerrilleros de las FARC, cada vez aparecen más interrogantes sobre el caso y el futuro de la región.

Si bien es cierto que las contundentes denuncias del presidente de Ecuador, Rafael Correa, obligaron a Álvaro Uribe a arrepentirse en público de sus pecados, declarando que no volvería a cometer acciones de estas características en territorio extranjero, también es verdad que aparecen cada vez más datos que apuntan a toda una estrategia de desestabilización de la zona.

Evolución geopolítica

Si en el mes de abril las elecciones en Paraguay le dan la victoria, según apuntan las encuestas, al candidato de la coalición progresista Fernando Lugo, ya solo quedarán en América Latina dos gobiernos de perfil conservador: Perú y Colombia. Según declaró a DIAGONAL Ignacio Velarde, analista político peruano: “Los bajos índices de popularidad del Gobierno de Alán García –apenas un 28,2% de los peruanos apoya su gestión– y el alto nivel de convulsión social existente en Perú, permiten prever la posibilidad de que el mandatario peruano no llegue ni siquiera a terminar su mandato, todo ello en beneficio de su opositor izquierdista Ollanta Humala”. Con este escenario, el único país que mantendría un gobierno conservador claramente aliado de los Estados Unidos, y con signos de continuidad sería Colombia. Para Fernando Feito, sociólogo brasileño del Centro Universitario Araraquara: “Colombia está pasando a desarrollar en Sudamérica el mismo papel que desarrolla Israel en Oriente Medio. Aislado políticamente y siendo la cabeza de puente de los intereses norteamericanos en la zona, ejerce un rol obstruccionista para la integración latinoamericana y, debido a su enorme capacidad militar, es un potencial elemento de desestabilización en la zona”.

Capacidad militar colombiana

Según denuncia el periodista y analista político uruguayo Raúl Zibechi, la capacidad militar colombiana ha tenido un crecimiento asombroso en los últimos años: “En estos momentos, las tres ramas de las fuerzas armadas colombianas tienen 270.000 uniformados a los que deben sumarse 142.000 policías. En total, más de 400.000 personas en armas en siete divisiones, con una Fuerza de Despliegue Rápido y una Agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas”. Y prosigue: “Sólo en 2007 el ejército creó 52 nuevas unidades. Recibió donaciones de helicópteros Black Hawk de EE UU, compró 13 aviones caza a Israel y 25 aviones de combate Super Tucano a Brasil en 2006”. Colombia, en muy pocos años y con una fuerte inversión en material bélico proveniente de fondos norteamericanos a través del Plan Colombia, ha desarrollado una capacidad militar comparable con la de Brasil (país de mayor capacidad militar de Sudamérica), que tiene cuatro veces más población y siete veces más territorio, pero con una diferencia fundamental: Colombia cuenta con tropas especializadas en combate en la selva y un fuerte respaldo logístico norteamericano. Comparativamente con Venezuela, la capacidad militar de los colombianos supera a su vecina en un índice de seis a uno. Mientras que con Ecuador, esta diferencia se ve acentuada disparándose a once a uno, según publicó la revista Military Power Review a finales del año pasado.

Entrenamiento y armas israelíes

Varias voces, y entre ellas, la del presidente venezolano Hugo Chávez, han venido denunciando en reiteradas ocasiones la presencia de instructores militares israelíes en territorio colombiano.

A primeros del pasado mes de febrero trascendió la noticia de que Colombia cerró una operación con Israel para la compra de 24 aviones supersónicos “renovados” del tipo “cachorro de león” (Kfir, en hebreo). Para calmar los ánimos de los países periféricos, el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, declaró: “Se piensa en el conflicto armado interno, no en los vecinos”. Santos cerró dicha operación en su última visita a Tel Aviv, señalando que el motivo del viaje es “el fortalecimiento de las relaciones entre Israel y Colombia”. Israel ha pasado a ser uno de los principales proveedores de armas y entrenamiento del ejército colombiano, según han indicado recientemente en la prensa israelí fuentes de la fuerzas armadas de este país, que apuntaron que las relaciones con Colombia son de “importancia estratégica”. Al fin y al cabo, decían, “ellos combaten allá a las FARC, al igual que nosotros combatimos aquí a Hamas”.

¿Qué pasó en Santo Domingo?

De forma acertada o no, la labor diplomática desarrollada en la cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo, vino a desarticular una carrera de agresiones mutuas entre Colombia, Venezuela y Ecuador que podrían haber desencadenado un grave conflicto regional auspiciado por EE UU. Siendo conscientes de que los compromisos adquiridos por Uribe son “pan para hoy y hambre para mañana”, Brasil construirá nuevos emplazamientos militares y creará una base de control aéreo en la frontera con Colombia, y de igual manera posicionará nuevas unidades militares en la región de Acre limítrofe con Bolivia en prevención de una profundización de la crisis política en ese país. Según declaró a DIAGONAL Joao Amarelo, general brasileño en la reserva: “Brasil, hasta ahora la mayor potencia militar latinoamericana, se prepara para blindarse ante posibles operaciones de desestabilización auspiciadas por los gringos en la zona”.

¿Cuántos países intervinieron en la Operación Fénix?

Muchas dudas quedan sobre lo que sucedió en la llamada ‘Operación Fénix’, en la madrugada del pasado 1 de marzo en el campamento clandestino de las FARC, en territorio ecuatoriano. Por un lado, la intervención colombiana en Ecuador tiene varios elementos de similitud con los procedimientos utilizados en las operaciones de incursión militar y eliminación de líderes opositores desarrollados por los israelíes en los territorios de sus países fronterizos: alta precisión militar, un alto grado de desarrollo tecnológico militar y una brutalidad desmesurada, en este caso sin precedentes en el territorio de Ecuador, considerado en todo el continente como un país de paz.

Hay que tener en cuenta que diez bombas de 226 kg fueron lanzadas cayendo en un radio de 600 metros, todas en el corazón del campamento, cuando este es imposible de detectar desde la visión aérea por lo frondoso y tupido de la vegetación selvática en esa zona. Sin duda, se utilizaron censores para detectar el calor humano, así como tecnología de espionaje muy avanzada.

También es importante destacar que la masacre se perpetró con un nivel de sangre fría impresionante, y fue desarrollado por comandos especiales. Tras los bombardeos, esperaron algo más de una hora para perpetrar una nueva incursión, en esta ocasión con helicópteros Black Hawk, con el fin de exterminar a los guerrilleros que quedaron vivos e intentaban auxiliar a sus compañeros heridos tras el bombardeo. Además, las investigaciones forenses y de balística realizadas por las autoridades ecuatorianas demuestran que varios de los guerrilleros masacrados fueron asesinados con disparos a quemarropa y en diferentes horas de la mañana, por parte de los comandos que descendieron desde los helicópteros al territorio ecuatoriano.

Según indican estos informes forense, por las horas de muerte de los guerrilleros, la operación militar y ocupación del campamento de las FARC pudo extenderse hasta altas horas de la madrugada, lo que vislumbra que pudo haber torturas, antes de las ya confirmadas ejecuciones extrajudiciales. Por último, queda otra duda por despejar: hasta donde se sabe, hoy por hoy, la aviación militar colombiana no tiene capacidad de cargar con bombas inteligentes de 500 libras (250 kilos), lo cual apunta a la intervención de aviones pertenecientes muy posiblemente a EE UU y procedentes de alguna base aérea del Comando Sur.


Publicado en el periódico Diagonal número 74, marzo 2008

Repsol miente sobre un vertido en la amazonía ecuatoriana


Decio Machado, Ecuador

El petróleo derramado en el parque Yasuní no se corresponde a 100 barriles, como declaró la multinacional, sino a unos 2.500. El Gobierno ecuatoriano interpondrá una denuncia por mentir y contaminar.

El pasado 1 de febrero, las autoridades ecuatorianas tuvieron constancia de un derrame de petróleo en los límites de la reserva natural del Yasuní causado por Repsol YPF. El viceministro de Minas y Petróleo, José Serrano, declaró públicamente que Ecuador sancionará a la transnacional española por haber tardado en informar al Gobierno sobre el vertido.

El derrame tuvo lugar al menos una semana antes de que las autoridades conocieran el vertido, pero la multinacional española lo ocultó, violando el reglamento de seguridad ecuatoriano. En su nota oficial, días más tarde de los sucesos, Repsol indicaba que “se había logrado contener un pequeño derrame de petróleo en un bloque que limita con el mayor parque tropical de Ecuador”. El portavoz de Repsol, Federico Cruz, dijo que la compañía no había determinado la causa del derrame, el cual se estima en unos 100 barriles de crudo. “Sabemos que el derrame no causó contaminación en ríos o comunidades”, aseveró Cruz.

Las investigaciones que están siendo llevadas a cabo por las autoridades de protección ambiental ecuatorianas demuestran que la compañía española, una vez más, mintió. El petróleo derramado no se corresponde a 100 barriles, como declaró Repsol, sino a unos 2.500 barriles, de los cuales unos 1.500 son de agua de formación. Esta mezcla dificulta aún más la determinación exacta del daño ecológico. Además, intentaron aprovechar el periodo de fiestas de carnaval, considerando que los funcionarios medioambientales estaban de descanso para ocultar lo sucedido, pero afortunadamente las autoridades inspeccionaron y se verificó el delito.

En este mar de falsedades vertido por la compañía española, también es importante determinar las causas del derrame. Mientras Repsol expone ante sus filiales internacionales que la extracción de crudo que ellos desarrollan en el Ecuador es un modelo a seguir en todos los países en los cuales tienen inversiones, la realidad demuestra lo contrario. Según organizaciones medioambientales, la falta de inversión en infraestructura fue la causa real del derrame en Ecuador. La tubería afectada sufre un deterioro considerable y debería haber sido cambiada hace tiempo por parte de los equipos de mantenimiento de la compañía. Lamentablemente, la legislación ecuatoriana, en materia de sanciones medioambientales, aún mantiene vigente el régimen de sanciones de los antiguos Gobiernos conservadores. La multa por la falsa información y por el impacto ambiental es irrisoria y Repsol posiblemente no sea sancionado por más de 50.000 dólares.

Según Adela Chilonango, de la comunidad indígena de los huaoranis, “es urgente que el Gobierno de la revolución ciudadana que encabeza el presidente Rafael Correa tome medidas sobre el control de las actuaciones de las multinacionales en la Amazonía, así como que aplique un régimen de sanciones severas ante la violación de la legislación vigente”.

Imagen corporativa

Un anuncio publicitario presentado en la TV ecuatoriana muestra a un colibrí tomando néctar de una flor, casi sin tocarla. Ese es el mensaje subliminal que Repsol YPF pretende transmitir en el Ecuador. Sin embargo la actividad petrolera es una de las industrias que mayores impactos produce en el ambiente y en las comunidades locales asentadas en su área de influencia. El Parque Yasuní tiene una extensión aproximada de un millón de hectáreas donde se encuentran, según autoridades locales, el 44% de las especies de aves existentes en la Amazonía, el 40% de todas las especies de mamíferos de la cuenca amazónica y más de 100.000 clases de insectos por hectárea. El Yasuní, que además acoge cientos de pueblos indígenas tradicionales, que han protegido estos bosques porque de ellos depende su supervivencia material y cultural, es la región con mayor diversidad biológica del mundo. Para su desgracia este incomparable parque natural tiene en su subsuelo petróleo.

Publicado en el número 74 del periódico Diagonal

domingo, 9 de marzo de 2008

La gran mentira de El País y su periodista Maite Rico sobre como sucedieron los hechos del asesinato de Raúl Reyes y otros 23 guerrilleros de las FARC


Decio Machado

Sonroja desde la perspectiva periodística que el diario “El País” se considere el periódico con mayor seriedad informativa existente en el Estado español, y también sonroja el nivel de infamia, intoxicación y falta de ética profesional que son capaces de desarrollar varios de sus articulistas.

La intoxicación mediática a la que nos somete dicho diario y el conjunto del Grupo Prisa no es nueva, y desde América Latina sorprende menos si uno tiene la ocasión de escuchar las emisiones de Radio Caracol, insigne bandera de Prisa en Colombia, convertida en el "panfleto de los panfletos uribistas" entre los medios de comunicación colombianos. Esta manipulación informativa ha sido denunciada “una y mil veces” por muchos analistas comunicacionales en diferentes medios de información alternativa, por lo tanto no voy a centrarme en ello.

Sin embargo en este artículo quiero denunciar la farsa descrita en el reportaje titulado “Así fue la Operación Fénix”, publicado en el día de ayer, domingo 9 de marzo por este diario y firmado por la periodista Maite Rico.

Para los desconocedores de este personaje, esta señora es popularmente conocida en el mundo de la información por su tendencia pro norteamericana, así como por embestir contra todo aquello que suene a progresismo en América Latina. Junto con Bertrand de la Grange, Rico ha publicado libros como “Marcos, la genial impostura” (1998), sobre la figura del supcomandante Marcos, o “¿Quién mato al Obispo?” (2004), los cuales son considerados en el mundo de la política como “novelas policíacas”, más que como libros que ayuden a documentar históricamente la realidad de los temas que tratan.

Una de sus grandes perlas literarias se dio en la revista Letras Libres en febrero del año pasado, donde esta licenciada en Historia, especializada en desvirtuar la Historia, cuestionó que los huesos trasladados desde Bolivia a Cuba e instalados desde 1997 en el mausoleo del Che en Santa Clara, correspondiesen a la figura del mítico guerrillero. Tanto Rico como De la Grande, no tuvieron ningún rubor en contradecir las declaraciones de Harry Villegas, alias “Pombo”, compañero del Che en la guerrilla boliviana, como a los médicos forenses y argentinos que asistieron el reconocimiento del cadáver, como al propio biógrafo estadounidense Jon Lee Anderson, al cual Maite Rico definió como “ingenuo”, un personaje con “afán de protagonismo” y “agresivo” con sus detractores.

La argumentación de esta más que cuestionada periodista, consistía en definir la identificación y posterior traslado de los huesos, como “una mentira de Estado”, diseñada por Fidel Castro con el fin de desviar la atención y manipular a la opinión pública cubana, de la grave crisis que se cernía sobre la isla. Todo ello con el mismo criterio invetigativo que caracterizan sus trabajos y que veremos a continuación.

Las mentiras de Maite Rico sobre la muerte de Raúl Reyes.

En el artículo elaborado por Maite Rico y publicado en el día de ayer en el diario “El País”, dicha periodista procede a cometer un alto nivel de intoxicación informativa que paso a denunciar punto por punto:

1.) Según Maite Rico y El País, se asegura que: “El 1 de marzo, la onda expansiva de un bombazo puso fin a la vida del número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.

Hasta el momento las autoridades colombianas no han hecho pública la autopsia de Raúl Reyes, sin embargo las fotografías que hemos podido ver por los medios de comunicación colombianos, demuestran que el jefe guerrillero tiene entre otras heridas un orificio en la parte izquierda de su cara, lo que perfectamente podría significar un impacto de bala. De ser así, su muerte podría haber sido posterior a las cuatro bombas lanzadas por aviones no ecuatorianos que invadieron el espacio aéreo ecuatoriano. La existencia de esta incursión aérea ha sido denunciada por las autoridades locales, los colonos de la zona y las tres guerrilleras que se han encontrado vivas en el lugar de los hechos.

Los trabajos de investigación que se están desarrollando por las autoridades ecuatorianas, así como la existencia de orificios, en varios casos en la espalda, de múltiples guerrilleros muertos, indica que se ejercieron ejecuciones extrajudiciales por parte de los comandos especiales que descendieron desde los helicópteros colombianos. Raúl Reyes podría ser perfectamente uno de los ejecutados, el hecho de que su cuerpo esté en manos de las autoridades colombianas dificulta la posibilidad de investigar si los orificios de su cuerpo son de bala, y en caso de ser así, si estas se han disparado desde corta distancia.

2.) Según Maite Rico y El País, se indica que en el momento de su muerte, Raúl Reyes: “Dormía a pierna suelta. Lo último que podía imaginar era que el Ejército colombiano lo fuera a alcanzar en su santuario de Ecuador”.

Efectivamente Raúl Reyes dormía, al igual que el conjunto de guerrilleros instalados en el campamento, lo cual demuestra que Uribe y el conjunto de autoridades colombianas mintieron cuando decían que se había actuado en territorio ecuatoriano en caliente (durante un combate), y que el ejército había recibido disparos de las FARC desde territorio ecuatoriano. Pero más allá de Uribe, donde miente la reportera de El País, es en definir a la República del Ecuador como un santuario. Durante el año 2007 fueron descubiertos y desmantelados 47 campamentos de retaguardia y descanso de las FARC en territorio ecuatoriano. También hubo varios guerrilleros detenidos al ser localizados por las fuerzas armadas del Ecuador, y pasados a disposición judicial. El concepto santuario tendría sentido cuando hay connivencia entre el gobierno local y la fuerza externa que utiliza el territorio, no es el caso del Ecuador, aunque si tiene antecedentes en América Latina, recuérdese por ejemplo, las posiciones de la “contra” nicaragüense, armada y entrenada con instructores norteamericanos, que tenía sus principales cuarteles en territorio hondureño, zona a la que nunca pudo penetrar el Ejército Popular Sandinista, dado que habría podido justificar la invasión de este país por los “marines” estadounidenses.

3.) Según Maite Rico y El País: “El general colombiano Freddy Padilla extiende una enorme fotografía aérea de la región de Piñuña Blanco. Separando a los dos países, las aguas rojizas del río Putumayo discurren en meandros. Algunas manchas amarillas rompen la monotonía verde de la vegetación selvática. Son "chacras de coca" abandonadas. "Sabíamos que estaba en su campamento madre", explica, señalando a una cruz roja en el lado ecuatoriano, a 1.850 metros de la frontera”.

La periodista de El País, en un alarde de sagacidad sin igual, ni cuestiona ni se documenta sobre las palabras del general colombiano. El campamento no estaba a 1.850 metros, estaba a casi 2.500 metros, además suponer que el campamento “madre” de Raúl Reyes constaba de una infraestructura de 7 camas y en él, un dispositivo de unos 25 guerrilleros, demuestra que el nivel de documentación de la reportera o bien su capacidad intelectual, es realmente escaso. De no ser así, el hecho es más grave, pues demuestra una voluntad por manipular la noticia. Los campamentos "madre" de las FARC son innacesibles, su composición militar es enorme y el nivel de sus infraestructuras están muy lejos del que destruyeron violando las normas del derecho internacional, los operativos militares colombianos. Por si la señora Rico no se había percatado, estamos hablando de un grupo armado que lleva más de 50 años operando en la selva.

4.) Según Maite Rico y El País: “Ecuador ha denunciado que las aeronaves penetraron 10 kilómetros y bombardearon el campamento de las FARC. "No entramos en su espacio aéreo", asegura el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. "El recorrido está registrado en los sistemas de navegación. Y hay un enorme radar ecuatoriano a 46 kilómetros del lugar, que los hubiese detectado". Quito esgrime que su radar no funcionaba. "¡Qué casualidad!", ironiza Padilla, y dibuja parábolas y flechas en un papel para explicar que es posible atacar sin traspasar la frontera. "¿Sabe qué entró? Cuatro helicópteros Blackhawk con tropa de élite y 44 policías judiciales, para registrar y verificar si estaba Reyes".”

Las investigaciones que están siendo desarrolladas por las autoridades ecuatorianas demuestran que los aviones que bombardearon el campamento de las FARC atacaron por el sur (lado opuesto a la frontera con Colombia), entraron en el espacio aéreo del Ecuador haciendo una maniobra de media luna para no ser escuchados por la vigilancia guerrillera del campamento, y este es el motivo que explica que se hubiesen introducido hasta 10 km sobre territorio ecuatoriano. Para cualquier experto en investigación militar no es difícil deducir la orientación desde donde se lanzaron las bombas, así como la posición de los árboles derribados.

La República del Ecuador se caracteriza por ser un territorio de paz. Efectivamente desde el año 2000 existe en ese sector un radar, un grupo antiaéreo y armas antiaéreas, pero el sistema de defensa aéreo no funcionó. Ecuador como país de paz, carece de recursos para mantener de forma permanente su sistema operativo de defensa fronterizo. Colombia no era considerado por las autoridades ecuatorianas como un país agresor, los operativos militares y de protección aérea estaban dedicados a trabajos de ayuda humanitaria en la costa del Ecuador, donde las fuertes lluvias han asolado a la población, motivo por el cual Ecuador se ha visto en la necesidad de solicitar cooperación humanitaria a la comunidad internacional.

No poner en cuestión las palabras del colombiano general Padilla, demuestra una vez más un escaso interés en informar debidamente por parte de una reportera que pretende contarnos que sucedió realmente en la madrugada del 1 de marzo. Los orificios encontrados por doquier en la arboleda destrozada entre la que se encontraba el campamento demuestra que una infinidad de disparos procedieron de los helicópteros colombianos y a través de los cuales se continuó asesinando a los guerrilleros que pudieron haber quedado heridos tras el bombardeo.

5.) Según Maite Rico y El País, se asegura que: “A la una de la mañana, Uribe telefonea a su homólogo Rafael Correa. Le comenta que ha habido un enfrentamiento que ha rebasado la frontera. Han muerto un soldado y una veintena de guerrilleros, entre ellos Raúl Reyes. Correa se inquieta: "¿Dónde cayó Reyes?". "Estoy casi seguro que en territorio de Ecuador", responde Uribe. "Con algún rubor", el colombiano admite que no le dijo que era una operación planificada. "Asumo mi responsabilidad. Pero si lo hubiera comunicado antes, estoy seguro de que todo hubiera fracasado".”

La llamada de Álvaro Uribe ha Rafael Correa se da a entorno a las ocho horas de la mañana, esto justifica que el ejército ecuatoriano no llegara hasta después a la zona de la masacre. Uribe no podía avisar antes al mandatario ecuatoriano, pues según confirman los testigos y colonos de la zona, el bombardeo duró hasta altas horas de la madrugada en diferentes fases de incursiones aéreas. El mero hecho de que se encontraran camillas fabricadas artesanalmente en el campamento guerrillero, indica que tras el bombardeo con armamento pesado, posiblemente los guerrilleros que quedaron vivos en un primer momento, o los que se encontraban de guardia en la periferia del campamento, intentaron rescatar a sus compañeros heridos, siendo masacrados cuando llegaron los helicópteros colombianos, entorno a una hora después según indican los testimonios de los moradores de la zona. Testimonios por cierto, ignorados por la corresponsal de El País.

Si tanto Maite Rico, como el diario El País, no están dispuestos a ponerle oído a los testimonios de las guerrilleras que quedaron vivas tras la masacre desarrollada por operativos militares colombianos bajo beneplácito del presidente Álvaro Uribe; serán los informes de balística los que demostrarán a la comisión de la OEA, que varios de los guerrilleros muertos, especialmente los que tienen disparos por la espalda, fueron asesinados a quemarropa.

Una vez más el diario El País, así como su reportera Maite Rico, vienen a demostrarnos que la veracidad de la información que emiten, o la ética profesional periodística a la que debieran estar sujetos, carece de cualquier tipo de fiabilidad.

lunes, 3 de marzo de 2008

Toda la verdad sobre la muerte de Raúl Reyes.

Por Decio Machado

Las investigaciones desarrolladas por las autoridades ecuatorianas van arrojando luz sobre lo que realmente sucedió en la madrugada del pasado 1 de marzo, donde fuerzas armadas colombianas abatieron entre 20 y 22 guerrilleros en territorio ecuatoriano. Emboscada en la que fue abatido, el comandante Raúl Reyes, número 2 en la estructura de mando de las FARC.



Las imágenes, los testimonios de los colonos de la zona, las declaraciones de tres guerrilleras que se encontraron aun con vida, los informes de balística e inteligencia militar ecuatoriana, vienen a demostrar el montón de mentiras declaradas por el presidente colombiano, Álvaro Uribe, tanto al presidente Rafael Correa, del Ecuador, como al conjunto de la comunidad internacional y los medios de comunicación.


La versión colombiana.

Según la versión colombiana, se venía persiguiendo al frente 48 de las FARC, en base a una información que indicaba que el líder guerrillero, Raúl Reyes, haría presencia en un poblado denominado Granada, cerca de los límites fronterizos con Ecuador, pero aun en territorio colombiano.
El ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, indicó que durante dicha operación, las fuerzas armadas colombianas habían sido atacadas desde un campamento de las FARC situado a 1.800 metros de la frontera, en el interior del territorio ecuatoriano.
Se indica que entonces la fuerza aérea colombiana procedió a localizar y atacar el campamento guerrillero, teniendo siempre en cuenta la orden de no violar el espacio aéreo ecuatoriano; indicando que luego entró la fuerza armada colombiana para asegurar la zona y dejando a la Policía colombiana a cargo del campamento atacado, hasta la llegada del ejército ecuatoriano.

La verdad de los hechos.

Las investigaciones que se están desarrollando por parte de las autoridades ecuatorianas demuestran que nunca hubo combate por parte del comando atacado de las FARC. Con excepción de tres de ellos que cumplían funciones de vigilancia, los 18 fallecidos estaban durmiendo en ropa interior, ninguno del comando guerrillero tuvo ocasión de entrar en combate o rendirse.
El armamento existente en el campamento estaba apilado, no tuvieron la ocasión ni siquiera de acceder a sus fusiles y granadas, fueron masacrados mientras dormían.
Los testimonios de los colonos de la zona, así como los socavones desarrollados sobre el piso de tierra del campamento demuestran que se dispararon cuatro bombas desde aviones colombianos que incursionaron sobre territorio ecuatoriano. Según las investigaciones de inteligencia militar, estas se dispararon desde el sur del campamento, lo que quiere decir que los aviones habían incursionado a más de 10 kilómetros al interior del territorio ecuatoriano cuando se procedió al ataque.
Tras el lanzamiento de bombas desde estos aviones, incursionaron varios helicópteros “Supertucanes”, pertenecientes a la fuerza aérea colombiana. Desde ellos se continúo atacando el campamento de las FARC en territorio ecuatoriano. De dichos helicópteros descendieron comandos especiales que remataron a los guerrilleros que quedaron heridos en el campamento, según se demuestra por las balas que tienen en sus cuerpos gran parte de los cadáveres de los guerrilleros, muchos de ellos apilados en una zona determinada del campamento y asesinados por la espalda. Incluso las fotografías enseñadas por el gobierno colombiano del cadáver del comandante Raúl Reyes, muestra como este tiene un disparo en la parte izquierda de su cara.
Las informaciones que provienen de inteligencia militar ecuatoriana, indican que el espacio aéreo del Ecuador no solo se violó en la madrugada del 1 de marzo, si no que en la madrugada del 2, hay una nueva penetración de helicópteros con visores nocturnos para sacar a miembros de las fuerzas armadas y policía colombiana que aún se mantenían sobre territorio ecuatoriano.
La posición de los árboles derribados en el bombardeo, los múltiples orificios de disparos en los árboles, así como la posición de los cadáveres, viene a demostrar que mientras las FARC vigilaban el campamento en su posición norte, la que mira hacía la frontera con Colombia, la incursión aérea sobrevino del sur, lo que indica que la fuerza aérea colombiana invadió sin permiso, sin notificar y contraviniendo todo tipo de normativa internacional el espacio aéreo ecuatoriano.
Los testimonios de los moradores de la zona, indican que el ataque se prolongó desde aproximadamente pasada la media noche hasta las seis de la mañana del 1 de marzo.
La precisión del ataque demuestra también la utilización de una importante tecnología militar que también pone sobre la mesa, la posibilidad de la participación de los Estados Unidos en la masacre, al menos en tareas de información y localización del comando guerrillero.
Los testimonios de los pobladores hablan de la posibilidad de que los helicópteros colombianos se hayan llevado cuatro cadáveres y no dos, los correspondientes a Raúl Reyes y Julián Conrado, como indican las autoridades del país agresor.
Por su parte el ejército ecuatoriano no descarta la posibilidad de localizar algún cadáver más en la frondosa zona selvática donde se dio la matanza.
La reacción del presidente Correa.
En un acto de soberanía y dignidad, el gobierno de la República del Ecuador ha retirado a su embajador en Bogotá, ha expulsado al embajador de Colombia en Quito, y movilizado a las tropas hacia la frontera, a la vez que ha solicitado la reunión extraordinaria de la Asamblea General de la OEA, la CAN y el MERCOSUR.
Rafael Correa llamó mentiroso al presidente Uribe, denunciando que había sido notificado por parte de este sobre las 8,30 horas y engañado por su homólogo colombiano, el cual justificó la incursión en territorio ecuatoriano por el calor del combate.

Acusaciones desde Colombia.

Que las FARC operan en Ecuador, es una denuncia que ha sido permanente desde la cancillería y la presidencia de Colombia, versión que se vio agravada tras la liberación el 27 de febrero de cuatro ex congresistas colombianos por parte de las FARC. Uno de ellos, Luis Eladio Pérez, declaró a Radio Caracol que al comienzo de su cautiverio estuvo retenido en territorio ecuatoriano, añadiendo que las FARC se suministran de productos provenientes de Ecuador, Brasil y Venezuela. “Yo dormí en el Ecuador: con eso digo todo. Usábamos botas de marca ecuatoriana, desodorantes, drogas brasileñas y jabones venezolanos”, declara al día siguiente de su liberación Luís Eladio Pérez.
Por su parte el ejército ecuatoriano en el transcurso del año pasado descubrió varios campamentos de avituallamiento y descanso de las FARC en territorio del Ecuador, siempre cercanos a la frontera, y en un territorio muy difícil de controlar debido a lo frondoso y extenso que es esta zona selvática que abarca ambos países.

Antecedentes en las relaciones entre Ecuador y Colombia.

Las relaciones entre Ecuador y Colombia se habían caracterizado hasta ahora, por un bajo nivel de conflictividad desde el ascenso a la presidencia de Ecuador del economista Rafael Correa Delgado, el 15 de enero del año pasado.
Esta realidad no fue siempre así, habiendo habido situaciones muy tensas durante gobiernos anteriores al de Correa. Así, en el año 2005 se dieron un conjunto de situaciones que cuestionaron la soberanía del Ecuador. En julio de ese año durante el mandato de Alfredo Palacios, Parra Gil, entonces canciller del Ecuador, luego de una reunión con Carolina Barco, entonces canciller de Colombia, cuestionó las fumigaciones de las plantaciones de coca ordenadas desde Bogotá en la línea fronteriza común. A pesar de dicho cuestionamiento y sin tener respuesta positiva por parte de Colombia, Ecuador votó a favor del colombiano Luís Moreno como presidente del BID a solicitud del gobierno colombiano y de los Estados Unidos. Precisamente Luís Moreno había sido embajador de Bogotá en Washington y fue cuestionado por participar en la gestación del Plan Colombia.
Otro hecho que ha evidenciado una postura de ambigüedad en la relación histórica del Ecuador con respecto a Colombia, sucede cuando el 31 de julio del 2005, un reportero ecuatoriano denuncia que “…el ejército de Ecuador se unió a la operación contra los frentes 21, 13 y 48 de las FARC, que estarían escoltando al guerrillero Raúl Reyes y que tienen bloqueado en el departamento del Putumayo”. Esta información fue confirmada por el Mayor General ecuatoriano Reinaldo Castellanos Trujillos.
Pero la violación más grave realizada por el anterior gobierno de Alfredo Palacios, con respecto a la histórica neutralidad del Ecuador ante el conflicto armado en el país hermano se dio cuando ese mismo año, un operativo coordinado de inteligencia de las policías de Ecuador y Colombia ubican y capturan en Quito a presuntos guerrilleros de las FARC que estaban internados en una clínica. Esa coordinación existe, y el hecho más significativo de esta realidad se dio cuando durante la presidencia del Lucio Gutiérrez, en el año 2004, una operación conjunta entre fuerzas del orden colombianas, ecuatorianas y estadounidenses, permitió la captura en Quito de Ricardo Palmero, más conocido por Simón Trinidad, ahora procesado y preso, con una condena de 60 años, en Estados Unidos por la extradición que facilitó el gobierno de Uribe.

Crisis regional.

La pretensión del Álvaro Uribe de aplicar en la lucha contra lo que él define como “terrorismo”, la misma estrategia que utiliza Israel en su combate contra el mundo árabe, puede tener repercusiones impredecibles en el continente latinoamericano.
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el comandante Hugo Chávez, ante la posibilidad de que el gobierno de Colombia incursione y viole la soberanía de Venezuela, tal y como lo hizo con Ecuador, ha ordenado el cierre definitivo de su embajada en Bogotá, así como el reforzamiento militar de toda la zona fronteriza con Colombia. Se espera en las próximas horas la expulsión del embajador colombiano en Caracas.
“Señor ministro de Defensa muévame 10 batallones hacia la frontera con Colombia de inmediato. Batallones de tanques. La aviación militar que se despliegue. Nosotros no queremos guerra pero no le vamos a permitir al imperio norteamericano, que es el amo, y a su cachorro el presidente Uribe y la oligarquía colombiana que nos vengan a dividir, que nos vengan a debilitar, no lo vamos a permitir”, ordenó el mandatario venezolano.
Chávez ofreció todo el respaldo necesario, en su conflicto diplomático con Colombia, a Ecuador, indicando: “Pongo a Venezuela en alerta y apoyaremos a Ecuador en cualquier circunstancia”.
Por su parte, el presidente Correa se ha puesto en contacto durante el domingo 2 de marzo con una decena de países con el fin de recabar su apoyo y hacerles partícipes de la gravedad de los hechos ocurridos en la incursión y masacre colombiana en territorio del Ecuador.
La respuesta del ejecutivo colombiano no se ha hecho esperar, y en la misma noche del 2 de marzo, el director de la Policía, general Óscar Naranjo, reveló documentos preliminares por los cuales se pretende demostrar que Raúl Reyes tenía contactos con el Ministro Coordinador de Defensa Interna y Externa del Ecuador, Gustavo Larrea. Estos documentos, fueron supuestamente hallados en tres ordenadores incautados por el ejército colombiano en el campamento donde fue asesinado Reyes.

Los objetivos de Uribe.

A pesar de que las FARC han hecho público un comunicado por el cual indican que el asesinato de Raúl Reyes no afectará a las negociaciones por el intercambio humanitario, lo cierto es que los objetivos del presidente Uribe son claros: bloquear el proceso de entrega de rehenes de tal manera que quede bloqueada la posibilidad de devolución por parte de las FARC de Ingrid Betancourt.
Si bien la voluntad del ejecutivo colombiano de que Betancourt no regrese viva es una realidad difícilmente cuestionable, lo cierto es que tras las declaraciones de los cuatro ex congresistas liberados el pasado 27 de febrero, donde se indicaba la voluntad de la secuestrada de presentarse a las elecciones presidenciales de Colombia con un programa de paz para este país, ha puesto muy nervioso a Uribe.
Paralelamente a esto, la intervención colombiana en el Ecuador, pretende claramente convertir al país vecino, en una suerte de Camboya, con respecto al conflicto militar colombiano.
La finalización del acuerdo suscrito por 10 años entre los gobiernos de Ecuador y Estados Unidos, para la utilización por parte de las fuerzas armadas norteamericanas de la base de Manta, el cual expirará a finales del presente año, y sobre el cual ya se ha posicionado el presidente Correa, con respecto a su voluntad de no renovarlo, también es un elemento a tener en cuenta en la escalada de la crisis diplomática en el área andina.
La base de Manta es una herramienta fundamental dentro de la estructura y estrategia del Plan Colombia, y aunque el gobierno norteamericano no ha hecho declaraciones en firme sobre su salida de la base a finales del 2008, es evidente que forma parte de su agenda de preocupaciones con respecto a la nueva política desarrollada en el Ecuador a partir de la llegada al poder de la llamada “Revolución Ciudadana”.

Artículo elaborado en la noche del 2 de marzo de 2008, publicado en Rebelión, Vamos a cambiar el Mundo y Kaos en la Red, entre otros.