Decio Machado
A la construcción de cientos de kilómetros de vallas se suma la militarización y el reforzamiento de la vigilancia fronteriza. Esto ha provocado los temores mexicanos de que Washington aplique una política de ‘tirar a matar’ contra los inmigrantes.
El 16 de diciembre el Congreso de EE UU aprobó un proyecto, pendiente todavía de la ratificación del Senado y de la firma del presidente, que prevé la construcción de un tramo de 35 kilómetros de muro en la localidad estadounidense de Tecate, lindante con Mexicali (México), otro de 581 kilómetros entre Del Río y Eagle Pass, y uno de más de 283 kilómetros entre Laredo y Brownsville, todas estas localidades en Texas.
Agentes federales norteamericanos han iniciado este mes la instalación de postes de acero para una alambrada a lo largo de la frontera entre México y los estados de Arizona y Nuevo México. Diversos funcionarios declararon a The New Herald: “La barrera que se está levantando en Arizona terminará justo donde las autoridades tienen pensado ampliar una muralla de metal, para así hacerles el paso aún más difícil a los inmigrantes”. Además, el Congreso norteamericano ha aprobado o estudia toda una batería de medidas legislativas que criminalizan a los más de 11 millones de inmigrantes sin papeles que se calcula hay en los EE UU.
“La construcción de más muros y la criminalización de los indocumentados no logrará frenar ni disuadir su paso, sino que hará más lucrativo el negocio de los ‘coyotes’ (traficantes de personas)”, declaró el investigador mexicano Mauro Fernández, especialista en asuntos fronterizos. Fernández aseguró que la construcción de un doble vallado en la zona fronteriza de EE UU, frente a las ciudades mexicanas de Mexicali y Tijuana, en el Estado de Baja California, llevó a los traficantes a sofisticar sus métodos. “Sabemos que los coyotes pagan sobornos, construyen túneles o apelan a los baúles de los automóviles y a las rutas marítimas para llevar a cabo sus propósitos, y cada vez cobran más por ello”.
Al caer la noche los indocumentados- espaldas mojadas- procedentes de diversas regiones de México, Centro y Suramérica, nadando por el mar o cruzando por el cerro ‘Centinela’ de Tijuana o el desierto de Mexicali, intentan poner rumbo al norte a través de los 3.200 kilómetros de la frontera con EE UU. Según organismos norteamericanos, 542 personas han muerto en el país vecino durante los 11 primeros meses del pasado año intentando cruzar las fronteras. 5.700 fueron rescatadas -entre ellas 1.500 heridas- en situaciones de peligro. Otras muchas son interceptadas por los 10.000 guardias de la Patrulla Fronteriza o los agentes aerotransportados de EE UU, que el Gobierno prevé aumentar en casi 3.000 efectivos a finales de este año. Uno de estos guardias fronterizos está acusado de asesinar a tiros, el pasado 30 de diciembre, al sin papeles mexicano Guillermo Martínez, muerte que ha provocado una amplia protesta en México y que EE UU justificó porque Martínez agredió, supuestamente, a pedradas al agente que le disparó.
Habitantes de la ciudad de Tijuana y de otras localidades del norte de México rechazan la pretensión estadounidense de construir a lo largo de la frontera más “muros de la infamia”, como ya ha sido bautizado el proyecto. Muchos temen que el despliegue en el lado estadounidense de camiones militares y cuerpos policiales, así como la presencia de guardias privados armados, represente el preludio de un plan de ‘tirar a matar’ a los espaldas mojadas.
Al respecto, según información filtrada al periódico The Washington Times, un grupo de legisladores preocupados por la inmigración irregular, está estudiando la posibilidad de presentar un proyecto que supondría el despliegue de unos 36.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera con México. El grupo de congresistas, integrado por 68 republicanos y tres demócratas, evalúa positivamente el efecto que ha tenido en la frontera de Arizona la movilización de cientos de voluntarios civiles armados, organizados como Minuteman.
El Minuteman Project, nacido el 1 de abril del año pasado con el propósito de vigilar la frontera sur, es un cuerpo paramilitar reconocido por las autoridades norteamericanas que actúa coordinado con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
viernes, 26 de enero de 2007
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